Más de 60 agencias internacionales hacen un llamado a favor del financiamiento para abordar las crecientes inequidades y reconstruir mejor
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NUEVA YORK, 25 de marzo – La pandemia de COVID-19 está conduciendo a un mundo aún más desigual, debido al retroceso en los avances en materia de desarrollo para millones de personas en países pobres, según un nuevo informe publicado hoy por las Naciones Unidas.
El Informe para el Desarrollo Sostenible 2021 señala que la economía mundial ha experimentado la peor recesión en 90 años, con los segmentos más vulnerables de la sociedad afectados de manera desproporcionada. Se estima que se han perdido 114 millones de empleos y alrededor de 120 millones de personas han vuelto a caer en la pobreza extrema.
Sólo la acción inmediata puede evitar una década perdida para muchos países.
En palabras de la Vicesecretaria General de la ONU, Amina Mohammed, “Lo que esta pandemia ha demostrado, más allá de toda posibilidad de duda, es que si ignoramos la interdependencia global sufriremos las consecuencias de ello. Los desastres no respetan fronteras nacionales. Un mundo divergente es una catástrofe para todos nosotros. Es a la vez moralmente correcto y en el interés económico de todos ayudar a los países en desarrollo a superar esta crisis.”
La respuesta altamente desigual a la pandemia ha ampliado las ya profundas disparidades e inequidades dentro, y entre, países y pueblos. La histórica cifra de 16 billones de dólares en estímulos y fondos para la recuperación ayudó a prevenir los peores efectos, pero menos del 20% de esa cifra fue gastada en países en desarrollo. En enero de este año, de los 38 países que introdujeron vacunas todos, menos 9, eran países desarrollados.
Antes de la COVID-19, alrededor de la mitad de los países menos desarrollados y de otros países de bajos ingresos estaban en alto riesgo de enfrentar, o de hecho estaban enfrentando, problemas de sobreendeudamiento; con la caída de los ingresos tributarios, la pandemia disparó el endeudamiento a niveles exorbitantes.
La situación en los países más pobres del mundo es altamente preocupante y podría retrasar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible otros 10 años. El informe incluye recomendaciones concretas para ayudar a los países a superar los estragos de la pandemia.
El informe insta a los gobiernos a que tomen medidas inmediatas, incluyendo:
- Rechazar el nacionalismo en materia de vacunas y aumentar las contribuciones al Acelerador del Acceso a las Herramientas contra la COVID-19 con el fin de cerrar la brecha de financiamiento restante para 2021 de más de $20 mil millones;
- Cumplir el compromiso de 0.7% de Asistencia Oficial para el Desarrollo (ODA, por sus siglas en inglés) y proporcionar nuevo financiamiento concesional a los países en desarrollo, en especial a los países menos desarrollados (LDC, por sus siglas en inglés);
- Evitar el sobrendeudamiento mediante el suministro de liquidez y de apoyo para el alivio de la deuda, para que los países puedan combatir la COVID-19 y sus efectos económicos y sociales.
“La creciente brecha entre países ricos y pobres es preocupantemente regresiva y requiere que se corrija el rumbo de manera inmediata” dijo el Subsecretario General de la ONU, Liu Zhenmin, Secretario General Adjunto al frente del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, el cual elaboró el informe. “Los países deben recibir ayuda no sólo para mantenerse a flote, sino para invertir en su desarrollo. Para reconstruir mejor, tanto el sector público, como el privado, deben invertir en capital humano, protección social, así como en infraestructura y tecnología sostenibles.”
La inversión sostenible e inteligente, por ejemplo en infraestructura, reduciría los riesgos y haría que el mundo fuera más resistente a futuras crisis. Tal inversión generaría crecimiento, haría posible una vida mejor para millones de personas y combatiría el cambio climático. Se estima que, por ejemplo, gastar entre 70 y 120 mil millones de dólares durante los próximos dos años, y entre 20 y 40 mil millones de dólares anualmente de ahí en adelante, reduciría significativamente la probabilidad de otra pandemia; en contraste con los billones de dólares en daños económicos ya causados por la COVID-19. Sin embargo, a diferencia de su contraparte, los países desarrollados, la mayoría de los países en desarrollo no tienen el espacio fiscal para hacer dicha inversión.
El informe sugiere formas de abordar este desafío, incluyendo:
- Otorgar financiación a muy largo plazo [por ejemplo, a más de 50 años] a los países en desarrollo, a tipos de interés fijos, para aprovechar las actuales tasas de interés que están a niveles históricamente bajos;
- Usar mejor los bancos públicos de desarrollo como instrumento para la inversión en el desarrollo sostenible;
- Reorientar los mercados de capitales para alinearlos con el desarrollo sostenible, eliminando los incentivos de corto plazo a lo largo de cadena de inversión y mitigando el riesgo de que los ODS sean utilizados únicamente como pantalla (“SDG-washing”).
El reporte enfatiza que el desarrollo que no tenga en cuenta los riesgos no será sostenible y presenta a la crisis como una oportunidad para restablecer y preparar los sistemas globales para el futuro. Si bien el financiamiento para el desarrollo a menudo es socavado por las brechas en la arquitectura financiera internacional o por políticas inadecuadas, durante la crisis de COVID-19, gracias a salvaguardas existentes, algunos sistemas, en particular los sistemas financiero y bancario, resistieron, en parte debido a las reformas adoptadas con posterioridad a las fallas bancarias de 2008.
El reporte recomienda:
- Encontrar una solución global al problema de la tributación de la economía digital, con el fin de combatir la elusión de impuestos a nivel corporativo, reducir la competencia fiscal perniciosa, y hacer un mejor uso de la tecnología para combatir los flujos financieros ilícitos.
- Crear un marco de información global para hacer a las empresas responsables de los impactos sociales y ambientales que generen e incorporar los riesgos climáticos como parte de la regulación financiera.
- Revisar los marcos regulatorios, tales como las regulaciones antimonopolio, para reducir el poder de mercado de las grandes plataformas digitales.
- Modernizar el mercado laboral y actualizar las políticas fiscales para reflejar la realidad de una economía global cambiante y de un mundo cada vez más digitalizado.
“Para cambiar la trayectoria, necesitamos cambiar las reglas del juego”, dijo el Secretario General Adjunto. “Confiar en las reglas previas a la crisis nos conducirá a los mismos obstáculos que se han develado durante este último año.”
- FIN –
Notas de los Editores:
- El informe es un producto conjunto del Grupo de Trabajo Interinstitucional sobre Financiamiento para el Desarrollo, el cual está compuesto por más de 60 agencias de de Naciones Unidas y organizaciones internacionales. La Oficina de Financiamiento para el Desarrollo Sostenible del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la Organización de Naciones Unidas actúa como editor sustantivo y coordinador del Grupo de Trabajo, en estrecha cooperación el Grupo Banco Mundial, el FMI, la OMC, la UNCTAD y el PNUD. El Grupo de Trabajo recibió el mandato en la Agenda de Acción de Addis Abeba y está presidido por el Sr. Liu Zhenmin, Secretario General Adjunto para Asuntos Económicos y Sociales. La copia completa del informe y su anexo se publicarán en: https://developmentfinance.un.org/
- Este informe es la base para las discusiones de seguimiento que se dan en el Foro de ECOSOC sobre el Financiamiento para el Desarrollo, en el que los Estados Miembros acuerdan las medidas necesarias para movilizar los recursos para el financiamiento sostenible. El informe también nutre la Feria de Inversión ODS, la cual reúne a funcionarios gubernamentales e inversionistas.
- El informe cubre, entre otras, las áreas de riesgos, comercio, deuda, sector privado y finanzas, tecnología, y cooperación internacional para el desarrollo.
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